La supuesta preferencia de los mercados internacionales se ha convertido en un criterio y parece ser un valor al momento de juzgar la pertinencia o no de políticas estatales e incluso de determinados gobiernos.

En este discurso, el desinteresado mercado que siempre aspira al crecimiento y a la sana competencia entiende como amigables todas las medidas que desregulen el terreno comercial. Todos nos veríamos beneficiados si los mercados pudieran desenvolverse con naturalidad según sus propias leyes naturales de oferta y demanda.  Es el viejo relato liberal en su intento de separar interés político de interés de mercado.

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Si la suposición de una voluntad de mercado ya suena compleja por sí misma, la habilidad para interpretar estas voluntades podría considerarse un arte. Es un arte de laberintos de números que se acomodan en mediciones y estimaciones.

Ahora bien, ¿quién realiza estas tareas? ¿Quiénes ofician, en otras palabras, de voceros y profetas del mercado?

En una investigación del sitio Marca Informativa, el periodista Adolfo Ruiz describe cómo las principales consultoras han manipulado las proyecciones de inflación en nuestro país. Lo curioso es que con Mauricio Macri las mediciones vaticinaban menos inflación de la que finalmente había, mientras que con Alberto Fernández auguran índices mayores de los que resultan a posteriori.

"El BCRA se da cuenta que durante las últimas 25 mediciones le han venido pifiando muy fiero".

Adolfo Ruiz

El riesgo de esto se comprende cuando se termina de unir el discurso liberal y desregulador con las supuestas proyecciones, entre otras herramientas, que se utilizan para validar dicho discurso. Es un relato que sostienen los mismos interesados.

"Con el macrismo le erraban para abajo, con el actual gobierno le erran para arriba".

Adolfo Ruiz.

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