El poder real es el que se está quedando con el dinero de los argentinos, que en muchos casos no están pudiendo comer. Me parece que es hora de que el Estado deje de seguir apelando a la buena voluntad de los actores, y dedicar un gran esfuerzo a controlar. Como hizo en la pandemia para frenar o demorar la variante Delta. Si eso funcionó, ¿no podríamos hacer lo mismo con los precios?

La pandemia ha sido y sigue siendo un verdadero tormento. Una maldición que nos cayó encima justo en el peor momento y sin que tuviéramos la menor preparación.

Nos agarró con la guardia baja, cuando recién intentábamos reconstruir la tierra arrasada en la que se había convertido el país después de la pandemia de la derecha, que en sólo 4 años se encargó de arruinar todos los indicadores sociales, económicos, industriales, sanitarios y un largo etcétera, y encima nos dejó entongados por 100 años con una deuda animal.

Hasta ahí estamos de acuerdo. La cuestión es que llegó la pandemia y se multiplicaron las maldiciones.

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Entonces nos damos con que hacen falta 65 mil pesos para no ser pobres. Pero si vivís en la CABA, esas 65 lucas tampoco te alcanzan, porque en alquiler se te va más de un tercio. Y estamos hablando del distrito más rico del país.

Y entonces nos enteramos de que la inflación trepó casi al 50% en el último año. Y si te fijás los precios de los alimentos, subieron mucho más. Y entonces tenemos que otra vez el dólar blue vuelve a joder, y todos se ponen nerviosos. Y así seguimos y seguimos con esto que no parece terminar nunca.

DE SECRETARÍA A MINISTERIO 

Por eso es que yo insistía esta mañana, en la Radio, porque creo que va siendo hora de que los argentinos nos sintamos responsables por la realidad que construimos. Y el periodismo también es responsable de que estas cosas sucedan.

¿Por qué? Porque los que están detrás de los aumentos de los precios es el poder real. Y al poder real hay que enfrentarlo y marcarle las cosas que están haciendo. Si como periodista no lo hacés, entonces sos parte del problema

Porque si no, nos vamos a seguir sorprendiendo y amargando con estos títulos que nos da la economía y que parecen nunca terminar de empeorar. 

El presidente del Centro de Panaderos nos decía: "Faltan controles". ¡Y claro que faltan controles! Hace falta un gobierno que se plante y que diga: "Basta de joder con los precios, porque están desestabilizando a la Argentina".

Y la forma de resolverlo es mediante el control. Yo creo que es hora de que haya un Ministerio de Comercio Interior. No una secretaría como es ahora. No. Un ministerio, para que así haya mucha gente en el control.

Así como se trabaja para contener la variante Delta, así también hay que controlar a los formadores de precios. 

Hoy una autoridad de epidemiología nos decía que hay muchas instancias para controlar a los que llegan de afuera, para evitar que estalle la Delta. Yo me pregunto entonces: ¿No debería pasar lo mismo con los precios?

La pandemia nos enseñó que teníamos que controlar. Ya hemos apelado demasiado a la voluntad del otro para que los precios no se vayan al carajo. Y lo mismo nos pasó con la pandemia, que nos enseñó a que no alcanza con confiar en la voluntad, sino que tenés que tener un Estado más fuerte y presente. 

Esto corre no sólo para la pandemia, sino también para la economía. Sin controles, las cosas pasan. 

Qué mejor resultado que lo que hemos visto con la gente que venía del extranjero. Se las controló, se las controló bien, y hasta ahora está funcionando.

Por eso insisto en que necesitamos un ministerio de Comercio Interior, con una dotación interesante, y que nos permita algo tan básico como que los argentinos, todos los argentinos, podamos comer.