#NoVengasCuliau: Las razones del odio eterno de Córdoba hacia el progresismo
Tierra esquiva para todo lo que huela a derechos sociales, a trabajadores, a justicia social, Córdoba es la tierra prometida de la derecha desde 1983, cuando volvió la democracia. En el gobierno se han alternado siempre mandatarios de los sectores reaccionarios, mientras que el poder real ha permanecido en manos de los empresarios más fuertes. Siempre los mismos. Y ni hablar del mapa de medios, que no hace otra cosa que consagrar un status quo cada vez más difícil de perturbar. No te pierdas este informe, y leelo hasta el final para entender por qué Córdoba actúa (y vota) de esta manera.
No hay caso. No hay con qué entrarle...
Y mirá que intentaron. Y mirá que hicieron cosas. Y mirá que le buscaron la vuelta.
Y sin embargo...
La visita de Alberto ha sido primera en calidad de presidente. Y pensar que durante la campaña era un abonado a la tierra del fernet, el cuarteto y demás clichés que nos adjudican a los cordobeses.
La provincia de Córdoba viene desde hace tiempo siendo un enigma para los sectores progresistas de la política. Llámese Peronismo, Frente para la Victoria, Unidad Ciudadana o Frente de Todos. No importan el nombre ni los actores. El voto no estará. El odio, sí.
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Por algo lucían orgullosos el mapa de las PASO en 2019, cuando realmente la provincia quedó convertida en una isla amarilla en medio de un océano azul profundo. La imagen era categórica. La diferencia también. Como lo fue en 2015, cuando Macri y la derecha abrocharon un insólito 70/30, justamente la fórmula del fernet, en la tierra que una elección tras otra abraza apasionadamente a la derecha.
¿Vos también te preguntás por qué?
EL ODIO MANIFIESTO
Ayer y hoy las redes se llenaron de hashtags en contra de la visita del presidente. #CórdobaNoTeQuiere era la más básica, la más directa, digamos. Pero también se hizo fuerte la consigna #NoVengasCuliau, una síntesis inequívoca de lo que pretendía expresar. Bien jugado, hay que admitirlo.
Ambos hash fueron tendencia nacional durante largas horas. A eso se le sumó publicidad paga, abonada por los sectores del campo, como Cartez, repudiando la visita del presidente desde las marquesinas de la vía pública. Sí, contrataron publicidad para putear al presidente.
Y a juzgar por el clima que se vivió este viernes, sin dudas todos esos esfuerzos cumplieron su cometido de marcar la cancha, de demostrar diferencias, de recordar la hostilidad eterna hacia el progresismo, y de definir territorio, advirtiendo que aquí gobierna la derecha.
Derecha que puede tomar el ropaje de "peronismo federal" o de schiarettismo, como años atrás lo fue con el delasotismo. Derecha que se hizo palpable en los 16 años seguidos que gobernaron Angeloz y Mestre, aplicando libretos que no fueron muy diferentes que los que trajeron luego la dupla De la Sota / Schiaretti, repartiéndose 3 períodos cada uno y atizando aún más el giro político en la tierra que supo gritar el Cordobazo.
¿Y POR QUÉ?
Difícil pregunta, que muchos se han hecho y se seguirán haciendo. Algunos análisis apuntarán a la picardía de los dirigentes de los sectores reaccionarios, que supieron vender bien el circo mientras se quedaban con el pan. Y mientras tanto se apoyaban en los grupos de empresarios más fuertes (los Urquía, los Roggio, los Pagani, los Brito, los Ruda, los Filippi, los Feigin y una larga lista de indeseables pero con mucho poder). Sobre ellos supo recostarse el radicalismo de la protodemocracia. Sobre ellos mismos encontró sustento el peronismo de buenos modales que inauguró De la Sota.
La conclusión es sencilla: gobierne quien gobierne, los que gobiernan son ellos.
Pero hay más. Porque al igual que lo que se dice con la inflación, el fenómeno es multicausal. Y porque en esta actualidad de una provincia reaccionaria a todo lo que se parezca al progresismo, justamente el progresismo (o lo que se vendía como tal) ha tenido mucho que ver.
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Pero vayamos por parte. ¿Cuáles han sido los intentos más serios por desplegar una estructura de pensamiento y militancia progresista en Córdoba? La respuesta es nula, porque para incluir algunos de los que se implementaron habría que quitarle el adjetivo "serios" a la pregunta. Definitivamente. Pero hagámoslo.
Pero hagámoslo. El primer cruzado que intentó instalar Néstor Kirchner para hacer pie en la provincia esquiva fue un tal Ricardo Jaime en simultáneo con Luis Juez. Permitime ahorrarme las consideraciones sobre el caso.
Luego vinieron otros intentos fallidos, como la exrectora de la UNC, Carolina Scotto, o el gremialista docente Pablo Carro. Ni hablar de la camionada de guita que se bajó para intentar levantar al ungido Eduardo Accastello.
No hubo caso. Porque siempre, siempre se intentó construir desde arriba hacia abajo. O mejor dicho, desde la Casa Rosada hacia la ciudad mediterránea. Entonces no se asombren por los fracasos.
TODAS LA VOZ
El otro gran esperpento del intento progresista por enamorar Córdoba han sido los medios de comunicación. Ningún proyecto político que se precie de tal, puede omitir el detalle estratégico de apoyarse en un medio de comunicación fuerte, como se lo hace en todos los distritos, de todos los países y de todas las democracias del mundo.
El problema es que no hay en Córdoba un espacio de comunicación afín a las ideas del progresismo.
Hoy el dial de la radio está inundado por una omnipresente Cadena 3, del difunto Mario Pereyra, que se encargó de llenar todos los rincones de la provincia con un taladreo monocorde, criticando al Estado, vapuleando los subsidios, defendiendo a los especuladores y a los que se llevan la guita, fomentando el individualismo, la extranjerización, la primarización de la economía.
A esa señal se le suma la de Radio Mitre, del Grupo Clarín, que hace más de 15 años desembarcó muy estratégicamente para complementar ese espacio apologético de la derecha. Hoy son los abanderados de cuestionar todas y cada una de las medidas que intenta aplicar el gobierno para contener la pandemia. Incluyendo la vacunación.
Si a eso le sumamos el trabajito que viene haciendo La Voz del Interior desde que fue comprada por Clarín, allá por los 90, junto con Canal 12, del mismo grupo económico, el combo es letal para el progresismo.
Con todo ese arsenal, los sectores reaccionarios de la provincia no sólo han ocupado el poder real, sino también el poder formal y además el poder mediático, empujando hacia sectores marginales cualquier voz que no se allane a esas estructuras de pensamiento y de acción.
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¿Y nunca se intentó nada con los medios? Lo poco que se hizo se lo hizo mal. Muy mal. Esos intentos fueron el diario La Mañana de Córdoba (tarea encomendada a Ricardo Jaime) que terminó vaciado por sus propios dueños y con un tendal de periodistas en la calle sin cobrar un peso. Y el otro intento fueron el canal televisivo y la emisora radial de la Universidad Nacional de Córdoba. Con todos los vicios de una empresa pública, hasta 2015 intentaban ser un espacio con una voz diferente. Pero desde la asunción de Macri como presidente y del radicalismo en la conducción de la Universidad, la derecha volvió a adueñarse, también de esos micrófonos.
¿Culpa propia, astucia ajena, terreno poco fértil, errores, chanchullos, estupidez, mezquindades?
Y sí, un poco de todo. Que hoy Córdoba sea la tierra prometida de la derecha no es un fenómeno de sencilla explicación.
Lo que está claro es que si los sectores progresistas creen que la vía para hacerse fuerte es mimetizarse con el peronismo que hoy gobierna La Docta, no están haciendo otra cosa que tirar agua en un colador.
A nadie van a confundir, muchachos, con semejante ingenuidad. Mientras sea ésa la estrategia, la derecha continuará haciéndose cada vez más fuerte. Y el progresismo seguirá mirándose el pupo, puteando al locutor finado y echándole la culpa a los de afuera.