¿Quién es la oposición indignada que vive de tus impuestos? Editorial de Tomás Méndez
Ellos dicen estar indignados, pero no son el Movimiento Civil español que en el 2011 salió a la calle para pedir por una democracia más participativa, alejada del bipartidismo dominante.
Ellos son los indignados autóctonos. No los irrita la corrupción en general, sólo la que no sea de ellos o de los grandes empresarios. O sea, no es un problema ético. Es un problema de intereses disfrazado de moral.
¿O todavía creés que Bullrich puede hablar de transparencia? ¿O que realmente los medios que te ocultaron la trágica historia reciente de nuestra deuda, ahora les vuelve a preocupar la corrupción?
Esos medios que crecieron aliados con la dictadura y le arrancaros leyes a todos los gobiernos: ¿ahora van a ser de nuevo tu faro moral?
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Les encanta aprovechar la bronca de tu encierro, la angustia de tu situación laboral, la impotencia que te genera una enfermedad mortal que puso en jaque al sistema mundial. ¿En serio les vas a creer?
Capaz que coincidimos en que la política debe dar un gesto reduciendo su salario, pero los que lo piden: todos, absolutamente todos, viven de la plata del estado. O sea, ellos también viven de tus impuestos.
Llamale hipocresía, cinismo o deslealtad; pero como quieras llamarle, te aseguro que se están aprovechando nuevamente de vos.
Igual que esta pandemia, los dueños de esta Argentina también son invisibles. No sabés dónde están ni cómo son, pero los principales vectores de sus negocios son los medios. No subestimes a ese poder invisible.
Ese poder maneja el precio del cemento con el que construiste tu casa, el de tus alimentos, el de tu acceso a internet, el de tu salud y hasta el de la energía eléctrica. Ese poder quiere que vos estés enojado, que salgas con tu cacerola al balcón y te la agarres con otros que no sean ellos. Se encargan de que nunca te la agarres con ellos. Tienen voz a través de sus medios.
Ellos estuvieron con los militares, con Alfonsín, Ménem, De la Rúa, Kirchner, Cristina, Macri y todavía siguen… ¿Y sabés qué? Cuando se vaya Alberto, también seguirán siendo los dueños de tu información, de tu educación, entretenimiento, y también parte de tus impuestos que alimentan sus auspicios.
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