¿Quiénes son los responsables de que hoy exploten las cárceles?
En 2015, la cantidad de personas privadas de su libertad era de 10.323; en 2019 esa cantidad aumentó a 14.016. ¿Qué pasó en el medio?
Lo que ocurrió es consecuencia de las políticas implementadas a través de Patricia Bullrich, que para crear falsas ilusiones de justicia y seguridad se alentaba el encarcelamiento de personas sin condena como una forma de combatir la delincuencia.
En primer lugar, se trata de una falacia: más presos no significa más seguridad, ni menos delincuencia. En segundo lugar, y más importante, es una violación a los derechos humanos encarcelar a personas sin condena.
Esto último se realizó a través de la conocida “doctrina Irurzun” que permitía dictar la prisión preventiva sin mayores obstáculos. Así se logró aumentar la población carcelaria drásticamente. Esto se hizo sin tener en cuenta la capacidad del sistema carcelario, que quedó desbordado.
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Apenas en 2016 la capacidad de alojamiento ya era igual a la población carcelaria. En 2019 esa capacidad quedó excedida en un 14,5%. Esto quiere decir que no alcanzaban los recursos humanos ni existían las condiciones edilicias mínimas.
El problema de las condiciones del sistema carcelario no es nuevo, pero el deterioro sistemático sí es un resultado directo de las pseudopolíticas de seguridad de la gestión de Cambiemos. Esos mismos que hoy denuncian el estado de las cárceles.
Así las cosas, ¿importaba, entonces, el verdadero fin de la privación de libertad que es la reinserción de la persona? Todo indica que no. Importaba sumar números.
Si lo único que se hizo fue poner presos a un montón de personas y destinarlas a lugares en condiciones inhumanas sin articular políticas sociales de reinserción, entonces lo que importa no es combatir la delincuencia, sino hacer números para crear falsas ilusiones. Se estaba armando una bomba de tiempo. El resultado está a la vista.