El club de la mentira: de las alertas rojas de la Interpol a las Pfizer rechazadas.
Operaciones, inventos, recortes maliciosos. En definitiva, mala leche. No importa que la realidad los desmienta: los medios de la derecha argentina tienen una obstinada obsesión por la mentira. Aun cuando la realidad se encargue de cachetearlos. El caso de las vacunas Pfizer y el recuerdo de las alertas rojas de la Interpol. ¿Qué tienen en común?
¿Qué tiene que ver el rechazo de vacunas Pfizer con el intento por bajar las alertas rojas contra los imputados por el atentado de la AMIA?
El principal lazo que une esas dos noticias, separadas por 2327 días calendario, es la manera en que los medios de la derecha decidieron contarlas. O inventarlas, para ser más precisos.
Esa manera fue simplemente instalar una noticia falsa y luego obviar de modo absoluto las desmentidas, por más categóricas y documentadas que fueran. Aplicando a muerte el viejo dicho del periodismo basura: que la realidad no te impida una buena nota.
Mirá el video
Alerta: titulares mentirosos
El 15 de enero de 2015 el país amanecía con una noticia shockeante: el fiscal encargado de investigar el atentado a la AMIA anunciaba que había imputado a CFK por considerarla parte de un plan de encubrimiento en favor de los iraníes.
La explicación: Nisman aseguraba que el memorándum con Irán era un mecanismo que en realidad buscaba bajar las alertas rojas de Interpol en contra de los acusados.
La noticia era devastadora. Lo suficiente como para que Clarín, La Nación y toda la constelación de medios manejados por la Embajada omitieran (hasta el día de hoy) una noticia clave: al día siguiente de presentada la denuncia de Nisman, el jefe de la Interpol, Ronald Noble, desmintió de manera categórica, con detalle temporal y por escrito, que Argentina y su canciller Héctor Timerman hubieran si quiera mencionado la posibilidad de bajar las alertas rojas contra los iraníes.
De hecho, en su escrito del 16 de enero de ese año detalló, año por año, cada una de las veces en que Argentina ratificó el pedido para que se mantuvieran las alertas rojas.
Nunca esa desmentida apareció en las páginas de esos diarios. Tampoco en la pantalla de los medios del poder.
El rechazo imaginario
El martes 1º de junio se instaló una fuerte polémica, nuevamente por el malogrado arribo de la vacuna Pfizer. Fue a partir del recorte de una teleconferencia de la que participó Santiago Cornejo, director de Covax para América Latina.
En el video, clipeado de manera malintencionada, Cornejo afirmaba que a nuestro país se le había ofrecido la vacuna Pfizer, pero que las autoridades locales la rechazaron.
El problema fue que ese recorte caprichoso no incluía la totalidad de la explicación de ese funcionario de la OMS, fundamentalmente cuando aclaró que el supuesto rechazo de la vacuna norteamericana no implicaba que se hubieran recibido menos vacunas.
De hecho, fue al revés: al haber optado por AstraZéneca, se permitió un arribo mucho más importante, tanto en número como en prontitud.
A pocas horas de lanzada a la opinión pública, la supuesta polémica - atractiva y funcional a los intereses de la derecha- ya estaba lo suficientemente aclarada y se daba el caso por cerrado.
Sin embargo el dúo de operadores mediáticos no pareció dispuesto a que la realidad les arruinara sus tapas. Y lo hicieron nuevamente. Fue así que el 2 de junio Clarín y La Nación volvieron a titular al unísono, aun sabiendo que se trataba de una mentira. "Estalla otra polémica por la falta de la vacuna Pfizer en la Argentina", puso clarín. "El Fondo Covax asegura que el Gobierno no aceptó el envío de vacunas Pfizer", titularon sus pares de La Nación.
Como si no tuviera otras preocupaciones que atender, el funcionario de la OMS debió dedicarle toda la jornada a contestar a la prensa argentina, desmantelando las mentiras de los dos principales medios gráficos del país y todo el ecosistema de la prensa hegemónica.
Tal como lo hizo 6 años atrás Ronald Noble, Cornejo también tuvo que enviar una nota a las autoridades nacionales, detallando punto por punto el equívoco, y explicando lo que claramente ya no era necesario explicar.
Una vez más, quedó en claro que el poder real de la Argentina no se lleva nada bien con la verdad. O dicho de otro modo: la mentira es el pilar fundamental para que la derecha edifique su poder.