El operador perfecto, Claudio Bonadio
Cuál fue el rol de Bonadio en la obtención de las escuchas a los presos en Ezeiza que dieron inicio a la maniobra mediática que intentaba reaccionar al caso D'Alessio. Te mostramos todos los papeles de cómo el juez y la AFI de Gustavo Arribas presionaban a otro magistrado para que les diera el material.
Las dos causas judiciales gemelas que denunciaban una conspiración por parte de presos kirchneristas supuestamente para entorpecer el avance de la causa de Cuadernos de Coimas se iniciaron a partir de escuchas que fueron provistas por una persona anónima.
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El origen de las escuchas
Las irregularidades están presentes desde el principio porque las intervenciones telefónicas a los presos opositores en Ezeiza se realizaron dentro del marco de otra causa: la de Mario Segovia, el Rey de la Efedrina.
Las cartas bomba
Segovia se encontraba preso en el penal, pero en el módulo 1. Por decisión del Servicio Penitenciario, trasladan al Rey de la Efedrina al módulo 6 donde estaban los presos opositores del macrismo.
Foto aérea del penal de Ezeiza.
La AFI (Agencia Federal de Investigación) le pide permiso al juez Federico Héctor Villena, al frente de la causa de Segovia, para realizar escuchas a todos los presos del área bajo el pretexto de que el Rey de la Efedrina estaba fabricando cartas bomba (¡!). Cualquier escucha que no sea autorizada por un juez es ilegal, lo mismo su difusión.
El 8 de febrero de 2019, la AFI le notifica al juez que ya dispone de las escuchas. Villena, por su parte, acusa el recibo de 553 discos compactos que contienen las intervenciones telefónicas.
Comunicación de la AFI a Villena en donde se envían las escuchas.
Villenas recibe los CDs.
Prestame las escuchas
De manera sorpresiva y mediante una infundada solicitud, aparece en escena el juez Claudio Bonadio pidiéndole a su par Villena que le comparta las grabaciones. Sin embargo, el 11 de febrero, éste le responde que las mismas se efectuaron en el marco de una causa que no guarda relación con el objeto procesal de alguno de los involucrados en la causa de Bonadio.
¿Cómo sabía Bonadio de las escuchas y para qué las quería?
Bonadio solicita los CDs.
En consecuencia, Villena le requiere a la Dirección de Asistencia Judicial en Delitos Complejos y Crimen Organizado (DaJuDeCO) que le mande a su juzgado todas las grabaciones para su destrucción. Esto ocurre el 12 de febrero.
Villena rechaza el primer pedido de Bonadio.
Villena solicita los CDs para la destrucción.
Empeñado en conseguirlas como fuera, el 13 de febrero Bonadio le solicita directamente a la DaJuDeCO las escuchas, alegando que el titular de la causa había autorizado la entrega del material. Mentira.
Bonadio se dirige a la DaJuDeCO.
El 28 de febrero Villenas vuelve a insistir a la AFI con la destrucción del las escuchas.
Villena insiste en la destrucción de las escuchas.
El 8 de marzo, y por disposición del director Gustavo Arribas, la AFI también las solicita al mismo organismo, pero la DaJuDeCO insiste en que no corresponde.
La AFI le solicita a la DaJuDeCO.
Respuesta de la DaJuDeCO.
Por último, el 24 de mayo el infatigable juez Bonadio solicita ya no sólo las escuchas, sino la totalidad de la causa. Nuevamente, Villenas no se la dio.
Bonadio solicita causa completa.
Llegados a este punto, ¿es demasiado descabellado suponer que tanto Bonadio como la AFI están trabajando en conjunto? Un juez federal y la Agencia Federal de Inteligencia con Gustavo Arribas a la cabeza.
Denuncia contra denuncia contra denuncia
El final es conocido por todos: un valiente anónimo filtro las escuchas en los despachos de Elisa Carrió y Carlos Stornelli. Ambos presentaron denuncias idénticas. Judicialmente las escuchas no han sido útiles, aunque se presumía de antemano que no lo serían. En cambio, para lo que sí fueron muy efectivas fue para el armado mediático que denunciaba la Operación Puf.
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Si jugáramos a ponerle un rostro al valiente anónimo que filtró las escuchas, ¿quién podría ser? Consta en los papeles el interés de Bonadio y la AFI de acceder a ellas. ¿Quiénes tenían copias de las escuchas? El juez Villena ordenó destruirlas. El único lugar permitido en donde podrían quedar los originales es en la Dirección de Asistencia Judicial en Delitos Complejos y Crimen Organizado que depende del Poder Judicial de La Nación.
De la mano de Bonadio y la AFI, la guerra judicial y mediática ha tocado niveles tan profundos que todo esto podría ser teorizado como una meta-operación. En efecto, la famosa Operación Puf no es la denuncia en sí de las escuchas sino su contenido: se denuncia que existe una operación. Sabiendo que iba a fracasar, se armó una operación para denunciar otra supuesta operación.
