El de Macri fue el único gobierno de derecha en lo que va del siglo, y le bastó para convertirse en el que más nombramientos metió en la Justicia. Si hay algo en lo que fue proactivo el capitán Netflix fue en designar jueces. Y la gran mayoría fueron a parar a Comodoro Py. Así no hay república que aguante.

En Argentina es un récord. Sin dudas. En el mundo, habría que chequearlo. Pero va a ser difícil que algún presidente pueda superar la asombrosa marca de nombrar 287 jueces y magistrados en una sola gestión, a razón de uno cada cinco días.

El número surge de un relevamiento elaborado por Candela Villalibre y José Ignacio López, de la Universidad de la Plata, publicado a sólo meses de finalizada su gestión.

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Eso fue lo que hizo Mauricio Macri entre 2015 y 2019, empuñando su lapicera rabiosa, la cual le permitió verdaderamente colonizar el Poder Judicial con jueces y fiscales afines a su partido. O a su plan de negocios.

Lo curioso es que el 10 de diciembre de 2105, el día en el que juró como presidente, Macri anunció ante la Asamblea Legislativa y la ciudadanía de todo el país, que lo veía en vivo y en directo: “No queremos jueces macristas”. En esto hay que admitirlo: no supimos leer la ironía.

Esa ironía se terminaba convirtiendo en cinismo cada vez que el propio Macri insistía con que se estaban eligiendo a “los mejores de cada terna”, como lo hizo en una entrevista en 2018 con Leuco hijo y Mariana Fabbiani. Y lo repitió un año después, dejando callado al mismísimo Luis Majul. “Doscientos treinta jueces nombrados. Los mejores de los concursos, no los amigos del presidente”, decía, sin ponerse colorado.

Resultaba tan burda esa mentira, que hasta un medio como Chequeado, que fue bastante benevolente con su gestión (recordemos que la directora de Chequeado es Laura Zommer, esposa de Nicolás Ducoté, exintendente de Pilar por Cambiemos), no tuvo más remedio que admitir la falsedad en este informe.

En 4 años, la derecha nombró un juez cada 5 días

Recordemos que durante todo este tiempo, el Consejo de la Magistratura se convirtió directamente en una agencia de colocación de la derecha argentina, interviniendo en concursos que cuando llegaban a la instancia de las entrevistas. Así, los postulantes que aparecían detrás del puesto N°20, como sucedió con la candidata Verónica Micelli, cuñada del periodista Hugo Alconada Mon, de pronto saltaban hasta el puesto 3, se metían en la terna para recibir el nombramiento del presidente.

Macri no tuvo límites en esta decisión de ocupar con su gente -jueces, magistrados y fiscales macristas- todos los estrados de la Justicia Federal, el Ministerio Público Fiscal y las defensorías.

Cómo iba a tener reparos, si apenas asumió metió por la ventana a dos jueces en la Corte Suprema de Justicia, directamente por DNU y sin pasar por el Senado. Con eso sólo ya era suficiente para percibir lo que vendría.

HERRAMIENTA DEL LAWFARE

Pero la situación empeoró después del triunfo de Cambiemos en las elecciones de 2017. Macri se envalentonó y comenzó a darle rienda suelta a las designaciones, sabiendo que la justicia macrista cumpliría un rol clave en el único sustento sobre el que se podía apoyar la espantosa gestión de la derecha: el lawfare.

Fue tan así, que 2018 sería el año con más nombramientos, 97 en total.

En 4 años, la derecha nombró un juez cada 5 días

Otra lectura importante que hace el trabajo de los investigadores de la Universidad de la Plata es el distrito donde Macri hace más nombramientos. De todas esas designaciones, un promedio de 6 de cada 10 adiviná dónde fueron… Obvio: en Comodoro Py.

De allí que, irremediablemente, todas las causas que son de interés para la derecha argentina sean forzadas para ser absorbidas por los juzgados con asiento en la CABA. Otra vez obvio: ahí están todos sus amigos. De hecho, a Comodoro Py fue irremediablemente a parar la causa espionaje ilegal, que estaba siendo instruida en Lomas de Zamora, y la terminaron absorbiendo desde la Capital. ¿Resultado cantado? Creo que sí.

Por esta razón es que, al menos hasta ahora, el actual oficialismo no ha podido avanzar en la necesaria reforma judicial, que será indispensable para que el tercer poder del estado recupere una funcionalidad realmente republicana, algo que, a fuerza de nombramientos, mesa judicial y espionaje ilegal, la derecha argentina la terminó reduciendo a algo menos que un rol servil.