La guerra sucia de los militares contra Evo Morales
AUDIOS INCREÍBLES. En este informe vas a escuchar en primera persona cómo los golpistas en Bolivia salieron a marcar las viviendas de los funcionarios de Evo Morales para generar terror. Y también vas a conocer como los más altos mandos del Ejército estaban agazapados, aguardando señales para salir a pedir la cabeza del presidente. Todo, en esta investigación exclusiva de ADN.
Es una reunión de militares conspiradores. En alguna fecha cercana a febrero de 2019. Faltaban ocho meses para las elecciones y un poco más para el quiebre del orden constitucional en Bolivia. El final de la historia ya lo conocemos.
Pero la forma en que se gestó todavía nos sigue dando escozor. Porque revela cómo se fue gestando este proceso que generó tantas muertes y tanto sufrimiento en el país del Altiplano.
Lo que vas a escuchar ahora es una parte de la exposición de uno de los cabecillas militares, que hablaba durante una reunión sobre la manera de aniquilar a los partidarios de Morales. Escuchá:
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Escuchaste bien, ¿verdad? Era la voz de un milico, explicándole a un grupo de golpistas cómo harían para ir sembrando terror entre los partidarios de Morales.
Y lo dice sin ninguna vuelta. "Marcamos las casas de los policías y de los militares que no han querido apoyar al pueblo. Y ha habido un poco de miedo", dice sin ningún grado de vergüenza ni lealtad al uniforme por el cual juró.
¿Vos creés que se quedaron en eso simplemente como una idea trasnochada? Lamentablemente no fue así, y los que lo sufrieron fueron justamente los dirigentes y militantes del partido derrocado. Mirá.
Tal vez esos golpistas, tan afines a las sagradas escrituras habrán leído el Éxodo, cuando se relata la última de las plagas bíblicas, que fue la muerte de todos los primogénitos de Egipto. Por eso, según la Torah, Dios ordenó a los hebreos marcar sus puertas con la sangre de un cordero, ya que de esta forma no entraría el ángel de la muerte en sus casas para matar a sus primogénitos.
En este caso, los sediciosos hicieron al revés. Marcaron las casas de sus enemigos, y unos meses después regaron con sangre -y no precisamente de cordero- las calles de Sacaba y Senkata.
Claro que eso fue después de consumado el Golpe, que como vimos, se gestó con directa participación de Estados Unidos, y con apoyo de la derecha en Sudamérica, con Mauricio Macri y Patricia Bullrich a la cabeza. Por algo fuimos el primer país del mundo en reconocer a Jeannine Añez como presidenta formal de Bolivia, horas antes de enviarle dos toneladas de pertrechos militares para reprimir las protestas. El préstamo del FMI no nos saldría gratis.
Pero la acción militar iba mucho más allá de eso, y coordinaba perfectamente con lo que avanzaban los llamados comités cívicos de las zonas más privilegiadas de Bolivia.
Insisto. Planificación y coordinación perfecta entre civiles y militares para voltear un gobierno constitucional. ¿Te quedan dudas? Escucha este audio de un general boliviano. Fue también en febrero de 2019, ocho meses antes del golpe.
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Creo que queda más que claro. Ocho meses antes del golpe, los tipos hablan de “escalada” y de “punto culminante”. Tienen perfectamente planificado lo que van a hacer, y saben que no van a fracasar ni correr riesgo, justamente porque cuentan con el apoyo de Estados Unidos y de la vecina Argentina.
Ahí te das cuenta que de "espontáneo" no tuvo nada. Que no se fueron "desencadenando" los hechos a partir de una interrupción en el conteo de los votos ni ninguna de todas esas ingenuidades que se hablaron para justificar lo que hicieron.
Esos audios, los que te mostramos el viernes y los que vas a escuchar mañana lunes, demuestran con total claridad que fue un golpe largamente planificado, que involucró actores internos y sobre todo externos. Entre ellos, como ya vimos, el gobierno de Trump y el de la derecha Argentina.
Y también te muestra que hubo un grupo importante de militares sediciosos bolivianos que con mucha anticipación fueron planificando, decidiendo y ejecutando lo que luego sucedería en los 21 días de furia que terminaron con una dictadura en el poder del país de Latinoamérica cuya economía había marcado el mayor crecimiento en la última década.
¿Todavía nos preguntamos por qué?