Los jueces que no pagan ganancias nos salen mucho más caros que los viajes de egresados
En nuestro país el odio de clase es estimulado por un puñado de privilegiados que no toleran que las clases populares puedan acceder a algunos lujos. El último episodio de indignación se generó en torno a los viajes subsidiados por la Provincia de Buenos Aires. Se trata de un subsidio de $30.000 para alrededor de 200 mil beneficiarios. La medida tiene un costo fiscal de $6 mil millones de pesos. Para algunos, eso es un privilegio que las clases populares no pueden darse a costas del Estado. Sin embargo, no dicen nada de los verdaderos privilegiados, por ejemplo, los empleados judiciales que no tributan ganancias y le cuestan al Estado argentino bastante más que los viajes de egresados. Pero cada uno decide con qué indignarse y de qué lado está, ¿no?