Pruebas exclusivas demuestran que espías de la AFI estuvieron detrás de Gils Carbó y su hija.
Macri estaba decidido a correr a la jefa de los fiscales y poner a su marioneta, Eduardo Casal. Para eso había que barrer a la jefa de los fiscales cuyo pliego había sido aprobado por el Senado de manera unánime. Para lograrlo, puso en marcha su mesa judicial y se valió de maniobras ilegales de espionaje y aprietes en las que intervinieron agentes de la AFI. En esta nota de ADN vas a conocer con lujo de detalles quiénes fueron los agentes involucrados y en qué momento exacto actuaron. Y un extra: también hay detalles sobre la persecusión al juez Eduardo Freiler. No lo vas a poder creer.
Ocho de septiembre de 2016. 13 horas, 19 minutos, 36 segundos. La que está frente al teclado es Ana María Polero.
El nombre de Ana Polero tal vez te suene.
Por varias cosas.
Primero, porque era periodista de Infobae. Admito que esos dos últimos términos un poco se contradicen. Y Polero fue un caso paradigmático. Porque de Infobae, con el gancho de Daniel Hadad, pasó derechito a la AFI, bajo el ala de Silvia Majdalani.
Pero volvamos al teclado de Polero.
Con el usuario 453235 asignado por la Agencia Federal de Inteligencia, Polero ingresa al sistema de NOSIS y pide información sobre una mujer que desde el minuto cero de la gestión Macri desveló al malogrado gobierno de la derecha argentina.
Entonces tipeó:
-Alejandra Gils Carbó, DNI 12 millones XXX XXX. Y le dio al Enter. Los resultados fluyeron casi en el acto.
Alejandra Gils Carbó, ex procuradora general de la Nación.
Una hora y 25 minutos más tarde, volvió a ingresar al sistema NOSIS para seguir con su trabajo de espía poco sofisticada.
Eran las 14 horas, 44 minutos, 5 segundos cuando le dio otra vez Enter a una nueva consulta:
- DXXXXX Lucía AXXXXX, CUIT 27-30 XXXXXX-8. Y otra vez los resultados, que le devolvieron información valiosísima a pedido su jefa, la Señora 8.
Desde luego que tapamos los datos completos de este segundo nombre y su CUIT. Pero lo concreto es que en este segundo caso, la "investigada" no era otra que la hija de quien en ese entonces era la Procuradora General de la Nación, Alejandra Gils Carbó, el personaje sobre el que se había desatado una feroz cacería protagonizada por Macri, su mesa judicial, y todo el circuito de operadores mediáticos.
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TODOS LOS DEDOS PEGADOS
El documento exclusivo al que accedió ADN por ahora no puede ser mostrado en este informe, ya que se trata de prueba judicial que está siendo incorporada al expediente. Y nos pidieron reserva de manera expresa. Espero sepas disculparnos.
Sin embargo se trata de una cédula que brinda detalles aún más asombrosos que los que te acabamos de mostrar.
Por eso, antes de seguir avanzando, es necesario saber quién era Ana María Polero. Y qué "sorpresas" guarda en su armario.
Ana María Polero, ex espía de la AFI macrista.
Polero trabajaba como periodista en Infobae. En 2015, durante las primeras semanas del gobierno de Mauricio Macri, fue contratada por la AFI bajo la expresa recomendación de Daniel Hadad. Así fue como quedó así bajo la custodia de Silvia Majdalani, la encargada de coordinar los trabajos sucios de los espías.
Su trabajo permaneció desapercibido hasta el día en que tuvo una participación protagónica durante la insólita operación de prensa protagonizada por Natacha Jaitt en una de las famosas cenas de Mirtha Legrand, un 31 de marzo de 2018. Durante la emisión de ese programa, Jaitt lanzó una catarata de denuncias estruendosas, que sólo sirvieron para darle el primer empujoncito a la rueda viciosa del lawfare: servicios de inteligencia, denuncias mediáticas y Poder Judicial. Esa noche, Polero había acompañado a Jaitt en calidad de “vestuarista”. La modelo incluso le agradeció por sus servicios de vestuarista. Sí, así como leés. Impunidad al máximo extremo.
SU OTRO OBJETIVO
La participación de Polero como espía (con un grado de sofisticación bastante básico, como hemos podido ver) no parece haberse restringido a la persecución de Gils Carbó, sino que también le fue asignado como objetivo el ex miembro de la Cámara Federal, Eduardo Freiler.
En su caso, lo que a Polero le encomendaron fue buscar datos en relación a Marcela Pérez Pardo, hoy presidenta de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, pero además, ex esposa de Freiler.
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Freiler, como sabemos, fue otro de los jueces perseguidos por la mesa judicial de Macri. No dispuesto a renunciar como se lo exigía públicamente la cúpula de Cambiemos, y se lo reclamaba Jorge Lanata desde su programa, el excamarista fue llevado a jury mediante una maniobra insólita en el Consejo de la Magistratura, dominado por la derecha.
Fue cuando apelaron al "secuestro" de uno de los vocales por la oposición, para de ese modo torcer el número necesario de votos para aprobar la apertura del procedimiento de destitución.
Freiler no accedió a renunciar para pedir la jubilación, dio batalla y cayó con las botas puestas frente a un tribunal ad hoc que ya tenía la resolución escrita. Lo acusaban de enriquecimiento ilícito. Luego, la Justicia ordinaria no encontró ningún delito. Pero ya estaba fuera de su cargo.
Entonces volvamos a Ana Polero. Seis meses después de haber ejecutado las búsquedas contra Gils Carbó y su hija, ahora la espía amiga de Hadad se puso de cabeza contra la jueza Pardo. Y entonces, el 14 de febrero de 2017, ingresó su nombre completo, su CUIT 27/-123XXXXX-2, y volvió a correr el motor de búsqueda de una plataforma contratada y pagada por el Estado nacional para hacer inteligencia contra terroristas.
Marcela Pérez Pardo, presidenta de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil.
Pero no sería la única en activar la persecución. Aún después de la destitución de Freiler, que fue en noviembre de 2017, las tareas de inteligencia contra su exesposa, la jueza Pardo, continuaron.
Por esa razón, el 8 de enero de 2018, a las 15 horas, 43 minutos y 38 segundos, otra vez volvió a ingresar en NOSIS una búsqueda con los datos de la jueza, desde una cuenta registrada a nombre de una agente de la AFI. Ya no era Polero sino la agente Lorena Lencina.
ESTADO INFAME
Todos estos datos surgen de la pesquisa que se está llevando adelante en la Fiscalía Criminal N°5 a cargo de Franco Picardi. La carátula es conocida: "Macri, Mauricio y otros s/asociación ilícita, abuso de autoridad y violación de deberes de funcionario público (art. 248), negociaciones incompatibles".
El fiscal Picardi también se halla investigando maniobras similares realizadas en la ANSES y en la AFIP, siempre con la intención de desplegar una persecución inédita en contra de Gils Carbó y de su hija, maniobras que terminaron con la renuncia de la exjefa de los fiscales, el 30 de octubre de 2017.
En ese momento, la alta funcionaria que había llegado a ese cargo con votación unánime del Senado, terminó tirando la toalla cuando se dio cuenta que el ataque ya no era sólo contra ella sino contra sus hijas.
Hasta el día de hoy, Mauricio Macri sigue negando la existencia de una mesa judicial, se ríe cuando le preguntan por el espionaje ilegal, se pone en papel de víctima cuando habla de su amigo Pepín Rodríguez Simón.
Pero lamentablemente él y su gente no tuvieron la precaución de evitar dejar los dedos pegados en todos los sistemas y resortes del Estado. Las pruebas están. ¿Estará la decisión de la justicia para avanzar?