Una fija: en los territorios en conflicto, antes estuvo la NED
Es el brazo ideológico que utiliza Estados Unidos para insertarse en los países sobre los que tiene un interés estratégico. A través de ese organismo, dan apoyo a entidades, ONG, medios y líderes que supuestamente defienden el ideario democrático. En Ucrania, la NED baja sus millones para hacerse de la batalla cultural e inclinar ese estratégico país hacia la OTAN.
A esta altura es un clásico. Allí donde nos enteramos que Estados Unidos pone la mirada política, antes estuvo la CIA, bajando millones de dólares para ganar previamente la batalla cultural. Pasó con claridad en Bolivia, donde la primera potencia mundial "trabajó" con paciencia durante más de una década para gestar el golpe que arruinó la transición democrática en 2019 y casi le cuesta la vida a Evo Morales.
Pasó en Argentina, donde se bajó un chorro de dinero para apoyar a las organizaciones vinculadas a la derecha hasta lograr hacerle ganar las elecciones en 2015.
Pero vos lo sabés. La CIA es una central de inteligencia que no puede actuar en forma directa. Para esos menesteres tiene a la National Endowment for Democracy, la NED, fundada en 1983 por el entonces presidente Ronald Reagan.
Se trata de una organización que recibe financiamiento del Congreso de Estados Unidos y de la Reserva Federal con la supuesta intención de apoyar en todo el planeta las iniciativas a favor de la democracia.
Ponele. Porque en realidad la NED ha sido el mecanismo de la inteligencia norteamericana para blanquear a través de ella aportes millonarios en dólares para apoyar movimientos en contra de los gobiernos populares y progresistas en todo el planeta, siempre en favor de la causa norteamericana.
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El mismo Reagan te lo decía. "Sale a la luz", es decir, que antes estuvo en la sombra. Lo ingenuo sería creer que lo que salió a la luz fue la totalidad. Pero con una parte nos basta, Ronald.
Desde ese momento, el gobierno de EEUU, sin importar el partido del presidente, influye directamente en el resto de los gobiernos del mundo para alinear a los países a sus propias políticas.
¿Qué hacen? Favorecen a los candidatos, dirigentes y organizaciones que les resultan funcionales, y combaten a los que no le son.
Entre estos últimos, podemos recordar los golpes duros y los golpes blandos que han ejecutado en América Latina. Honduras, Paraguay, Brasil, Bolivia, han sido casos paradigmáticos.
En Europa, está claro que las modalidades son diferentes, pero las herramientas no varían mucho. Por esa razón no sorprende que Ucrania haya sido uno de los destinos más favorecidos por los programas de la NED.
Entre 2016 y 2020, el país gobernado por Zelenskiy recibió un total de 22,4 millones de dólares, dando apoyo a 334 proyectos supuestamente vinculados con la democracia.
Eso es lo que refleja el propio sitio de la NED, donde se puede acceder al detalle por año, por tipo de programa, por país y por región.
En cualquiera de las lecturas que se haga, los fondos destinados a Ucrania son bastante superiores a los países de esa misma región, lo que marca la especial preferencia de parte de la CIA y la NED al momento de asignar sus generosos subsidios.
De hecho, el país de bandera azul y amarilla -que congrega un 6% del total de la población de Europa- se llevó un quinto de la totalidad de lo asignado al viejo continente, que recordemos, tiene 27 países.
Sólo en 2020, el total de subsidios trepó a 4,72 millones de dólares, la cifra más alta de los últimos cinco años. También hizo pico en la cantidad de proyectos que recibieron su apoyo (74).
El detalle por año, por cantidad de proyectos y por montos es éste.
El interés norteamericano es innegable. Por eso, cuando veas un apoyo desproporcionado de la NED a los proyectos "demócratas" en un determinado país, ya podrás ir sabiendo que tarde o temprano, ése será un territorio de conflicto.
¿Si eso justifica la reacción del Kremlin, invadiendo el país y tomando una docena de ciudades? De ninguna manera.