Una ley que apoyan todos (menos los mandantes de los diputados de la derecha)
Por insólito que parezca, cosas tan evidentes como la necesidad de una ley de etiquetado frontal se ve atravesada por la política más siniestra. La de las grandes corporaciones, la de los lobbys, la de los titiriteros. El interés de unos pocos, por encima de la población. Y para colmo, tener que escuchar a siniestros diputados tratando de acomodar el cuerpo cuando todos ya sabemos para quiénes laburan. Todo lo vas a entender en este informe. Lo único que te pido es que lo leas hasta el final, para que conozcas qué opinaba el ministro de Salud de Macri, y qué fue lo que dijo cuando confesó las razones de por qué su partido estaba en contra del etiquetado frontal.
Le van a buscar mil excusas. Le van a dar todas las vueltas que puedan. Te van a decir que están a favor, pero van a intentar frenarla. Y todo esto por una sencilla razón: porque el partido de la derecha argentina ya demostró ser un oficioso apéndice de los granades intereses comerciales, que toman un disfraz de democráticos para continuar imponiendo sus conveniencias.
Y eso es lo que está pasando con la ley de Etiquetado Frontal de Alimentos.
Seguramente has escuchado esta cuestión por varios lados. Te la hago sencilla: básicamente es una ley que busca obligar a las empresas a que pongan en sus envases advertencias visibles, categóricas y contundentes, cuando los alimentos que comercializan tienen nutrientes críticos por encima de los recomendable. Las alertas más importantes serán para alimentos con elevado contenido de azúcares, grasas o sodio. Por ahí pasa la cuestión.
Este mecanismo ya se implementó con gran éxito en Chile. También fue aplicado en Ecuador, México, Perú, Uruguay. Y por supuesto en Europa, con Francia a la cabeza y varios otros países que han seguido el camino.
Un ejemplo por donde se lo mire. Al punto que en poco tiempo se verificó una reducción del consumo de estos alimentos nocivos. Pero también sucedió que las empresas alimenticias comenzaron a "corregir" sus productos, para no quedar bajo el rigor de estas etiquetas espanta-clientes. O sea: aprendieron, cambiaron, corrigieron sus recetas, y siguieron vendiendo. No hubo que despedir a nadie. ¿Se entiende, no?
Pero acá tenemos un problema. Y ese problema se llama "la derecha argentina", que como te dije al inicio de la nota, no son ellos dueños de las iniciativas que defienden, sino que trabajan para otros. Acordate lo que pasó con la ley del Aporte Único a las Grandes Fortunas. Ahí tenés el ejemplo más reciente. Son los más fieles y leales representantes y defensores de los sectores más acomodados de la sociedad.
Y ahora lo vuelven a ratificar, poniendo un vademécum de excusas para no tratar esta ley.
¿Repasemos un par?
Ahí lo tenés. Buen material la piedra con la que está hecha la cara del cordobés Mario Negri: "JxC tiene postura mayoritaria a favor del etiquetado frontal, pero no sumaron temas clave como la emergencia educativa. El FdT deberá conseguir el quórum". O sea...
¿Querés más? Mirá éste:
"Para elegir primero hay que comer", te dice un tipo que hace media hora se bajó de la gestión de un gobierno que sin pandemia y sin crisis mundial hizo crecer el hambre y la pobreza un 28 por ciento más de lo que la recibió. Pero encima éste también te dice que el interbloque de Juntos por el Cambio "apoya en su mayoría la ley del etiquetado frontal".
Y bueno, maestro. Si la apoyan, bajen y voten, y dejen de atender a los patrones de ustedes que les exigen que traben esta iniciativa.
Alto, ¿dije "patrones"? Sí, dije patrones. Y no es una exageración.
Si te lo digo así, es porque ellos mismos te lo han hecho saber.
Vamos de atrás para adelante. Hoy apareció un comunicado de la AmCham, que es la cámara que reúne a las empresas norteamericanas en Argentina. Obviamente, la salud de nuestros chicos no les interesa mucho, no así sus márgenes de utilidades.
Mirá lo que publicaron este martes, día del intento de tratamiento de la ley.
Pero los tipos ya venían haciendo lobby muy fuerte, a través de los actores que son ellos mismos, como el diario de Macri, donde hace tres meses publicaban esto.
Fijate cómo la juegan. Para seguir conservando sus enormes márgenes de utilidades, te hablan de que esta iniciativa va a ahuyentar inversiones y obstaculizar el comercio. Más perverso y cínico no se consigue.
Pero quiero que sepas que esto no es de ahora. Esta iniciativa no es nueva. Esta no es una idea que de repente se le ocurrió a Máximo y Alberto, para ver cómo podían cagar a los empresarios de la Amcham.
Se trata de una iniciativa que nació del propio gobierno de Cambiemos, cuando Macri era el presidente, y avanzó varios casilleros mientras estaba bajo la órbita del entonces ministro (luego secretario) de Salud, Adolfo Rubinstein.
Eran tan notorios los avances y los consensos, que se daba por hecho que el etiquetado de alimentos debutaría formalmente en 2020.
Peeeeero… pasaron cosas. Y eso bien lo sabe el propio Rubinstein, quien tuvo que terminar admitiendo, amargamente, las razones por las que no se pudo avanzar. No lo digo yo. Lo dice Rubinstein. Mirá:
Ahí queda clarito. Te lo dice un exministro: "No pudimos avanzar por los obstáculos de la industria alimentaria y su influencia sobre la Secretaría de Comercio". Dicho en criollo: "Los lobbys no nos dejaron".
Por eso te digo que está claro quién manda.
En esa ocasión, un periodista de ADN lo entrevistó a Rubinstein, y le preguntó directamente:
-Usted en Twitter también apuntó a la Secretaría de Comercio como responsable de que no se haya avanzado. ¿Lo sostiene?
-Sí, pero en realidad no es la persona o el funcionario. Puede ser Miguel Braun antes o Paula Español ahora. Lo importante es que se entienda que es urgente resolver el tema más importante de salud en Argentina, que es la obesidad.
La entrevista completa la podés ver acá.
Bueno, ahí te queda claro entonces quiénes son los que están frenando esta ley tan necesaria para todos.
Cada día que se demora esa iniciativa, son miles y millones de calorías, azúcares, sodio y demás porqueríaS que entran en los organismos de los argentinos.
¿Van a seguir boludeando? ¿Van a seguir trabajando para los sinvergüenzas de siempre?
Si lo van a hacer, al menos, háganlo de frente. Pónganse el octógono negro en el pecho, y confiesen de una vez a quiénes están representando.
Porque al pueblo y a los que los votaron, ya sabemos muy bien que no.