Vos no la comerías, Vidal se la daba a los chicos
Lo que son los negocios, ¿no? Declaman transparencia, independencia, republicanismo. Pero a la hora de poner la firma para favorecer a una empresa que le da alimentos indescifrables a los niños, no tienen ningún problema. En esta nota vas a conocer los negocios de María Eugenia Vidal con Cook Master, la empresa proveedora encargada de darle comida a los chicos de los institutos. Y cómo hasta el último día de su gestión firmó decretos para garantizarles el negocio. Pero además te vas a enterar quién fue el espía de la AFI que también hizo lobby por la misma empresa.
"La carne presenta un sabor extraño, como a vinagre o a lavandina. El aspecto de las viandas no es adecuado: es difícil identificar las materias primas para la elaboración".
La única manera de que alguien pague por comida en ese estado, es que sean otros los que la coman. Eso es lo que hizo María Eugenia Vidal.
Con tal de mantener el millonario negocio de los proveedores del Estado, y contra todas las recomendaciones, durante su gobernación, la exleona contrató y volvió a contratar a la empresa Cook Master S.R.L. propiedad del omnipresente Grupo L, de Víctor Lusardi. Casualmente, se trata de la empresa que preparaba las viandas cuya descripción leíste al comienzo de esa nota.
¿Quién hizo esa descripción? No la hicieron las madres de los chicos que reciben esa alimentación. No la hicieron trabajadores sociales ni miembros de La Cámpora, ni nadie que tenga algo que ver con la militancia.
La hicieron en conjunto los administradores y directores de los centros cerrados de infancia y niñez, dando su dictamen a la Comisión Asesora de Preadjudicación, e implorándoles que por favor no contraten a la empresa fetiche de María Eugenia Vidal.
Esta comida, que llega en el estado en que leíste, es la que se le brinda a cientos de chicos alojados en los centros dependientes del organismo Provincial de la Niñez y Adolescencia de la CABA.
Se supone que son chicos que tuvieron algún tipo de conflicto con la ley penal, o bien que se han quedado sin el amparo familiar.
Y el Estado, para recuperarlos, reinsertarlos, asistirlos, ayudarlos en su reincorporación a la sociedad, no tiene mejor idea que darles comida indescifrable, escasa, aplastada, entregada tarde, con olor a lavandina, y sin que se le puedan determinar los ingredientes. Gran estrategia de resocialización la que implementó el gobierno de Vidal con los chicos, ¿verdad?
Y te agrego algo más. Esos mismos responsables de los establecimientos de chicos, cuando son consultados oficialmente por las autoridades, "refieren temor a represalias o a quedarse sin materia prima para la elaboración de la comida, o bien las raciones de comidas preparadas para los niños y jóvenes". Hermoso el Estado, ¿no?
A esta altura uno se preguntaría cómo puede ser que todavía haya empresas como éstas proveyendo al Estado con una calidad tan deplorable.
Eso mismo era lo que le preguntaban a María Eugenia Vidal en 2017, cuando la exleona se había puesto al hombro la campaña de Cambiemos, pese a no ser candidata. Es que eran tan impresentables las figuras que Macri había puesto, que no tuvieron otra que colgarse de la popularidad que en aquel lejanísimo entonces ostentaba María Eugenia (luego perdería las elecciones por 20 puntos, pero eso es otra historia).
Aún así, fijate cómo son los negocios, que ya con la derrota consumada, y a sólo 48 horas de tener que dejar el gobierno, el 8 de diciembre de 2019 Vidal firmó uno de sus últimos decretos para adjudicarle de forma directa un contrato por 2500 millones de pesos a esta misma empresa. Todo ello disfrazado a partir de prórrogas y redeterminaciones de precios, como reseñaban muy bien en este informe los colegas de LetraP.
Seguramente había compromisos muy fuertes que cumplir, para garantizar que pese al cambio de gobierno, los negocios perduraran.
Algo de eso es lo que reconoció en su momento el jefe de Operaciones Especiales de la AFI, Alan Ruiz, quien estuvo largamente preso por el espionaje ilegal. En su indagatoria, entre una gran cantidad de temas que abordó, el exespía dijo esto, mirá:
Leíste bien, ¿no? Un tipo acusado de maniobras delictivas como Alan Ruiz, dice que otro en igual situación que él, Leandro Araque, también espía ilegal, hizo gestiones para favorecer a la empresa de Roxana Lusardi, para que se extendieran los contratos para proveer alimentos al Servicio Penitenciario Bonaerense. Y quien estuvo en medio de esa gestión fue el omnipresente Juan Bautista Mahiques, en ese momento secretario de Asuntos Penitenciarios, hoy fiscal general en la CABA nombrado por Larreta.
En manos de esta gente estuvo la alimentación de los chicos en los hogares de la PBA. En manos de ellos, la comida para los presos.
Y también en manos de ellos, un tremendo negocio que se vale de las poblaciones más necesitadas para llenarse de guita y asegurale beneficios a sus socios.