"No pueden llevar el trabajo a su casa porque la gente de barrio vive de changas", entrevista al padre Pepe.
Las grandes diferencias de recursos y clase hacia el interior de la sociedad argentina hacen que no todos estén en las mismas condiciones para afrontar las medidas de aislamiento social decretadas por el gobierno. El cinismo de los medios de comunicación hegemónicos que muestran la cara de los pobres en las filas para comprar alimentos.
La desigualdad, que ha experimentado un marcado crecimiento durante los últimos años, especialmente a partir del gobierno de Mauricio Macri con sus políticas neoliberales, funciona como un gran obstáculo al momento de diseñar políticas de salud públicas.
Concretamente, no todos pueden quedarse en sus casas; para empezar a relatar una lamentable realidad muchas veces ignorada, cientos de miles de argentinos no tienen casa.
La situación de marginalidad y de contextos carenciados implica la imposibilidad de interrumpir el trabajo, en su gran mayoría informal, que provee lo estrictamente necesario para cubrir las necesidades básicas del día. En muchos casos tampoco llegan a cubrirlas.
Mirá la entrevista
La gran densidad poblacional, una característica demográfica de las zonas más vulnerables del país, favorece la aglomeración de personas y así la propagación del virus. La dificultad de acceso a información, a insumos básicos, a asistencia médica son sólo algunas de las carencias que afectan directamente a una gran porción de la población argentina en situación de pobreza.
“Al principio no había mucha conciencia de esto. El tema parecía de otra latitud; era de Europa, de gente que viajaba al exterior; situaciones de gente famosa”, Padre Pepe.
No habría posibilidad de diseñar un plan sanitario exitoso que no reconociera esta situación por mucho tiempo postergada en nuestro país. En este contexto, es necesario comenzar contemplando las necesidades de los más vulnerables empezando por la concientización y el lanzamiento de medidas que alivien directamente el impacto de la crisis.
Leé también: Las diferencias de recursos entre Argentina y los países del primer mundo para enfrentar la crisis
En este sentido, no se puede dejar de repudiar la actitud que tuvieron algunos medios de comunicación hegemónicos durante los primeros días de la cuarentena. Filmaban las caras de las personas que hacían las filas para cobrar las asignaciones, jubilaciones o retirar las tarjetas ALIMENTAR. Es una muestra de cinismo y de falta de empatía absoluta.
Mientras que hubo gente que llenaba sus carros del supermercado excediendo en mucho lo razonable, no se puede responsabilizar ni culpabilizar la necesidad de personas que ya en condiciones normales tienen dificultades para satisfacer sus necesidades básicas, mucho más en una cuarentena.