Estados Unidos ha superado el millón de casos confirmados de contagio. Dentro del gran territorio norteamericano, el estado de Nueva York es por mucho el más comprometido. Allí se desató el primer gran brote.

Sólo en el estado de Nueva York hay más de 250 mil personas infectadas y ya cuentan más de 17 mil fallecidos.

En el desarrollo particular de la pandemia que tuvo Estados Unidos, entre subestimaciones y reconocimientos por parte de Donald Trump, Nueva York quedó a la deriva mientras los casos no dejaban de aumentar.

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En el video producido por el medio neoyorquino, una médica del hospital Elmhurst, uno de los principales establecimientos sanitarios de la ciudad, relata en primera persona la situación. El material fue publicado durante los últimos días del mes de marzo, cuando los números de contagios eran consdierablemente menores.

El desborde y la impotencia son las sensaciones que prevalecen en su testimonio. En sus propias palabras, no puede creer que en un país del primer mundo como Estados Unidos pudiera haber problemas de insumos: no hay máscaras N95 ni respiradores suficientes.

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En tan sólo unas pocas semanas, la cantidad de pacientes que ingresaban a la sala de emergencias se duplicó y el hospital se vio obligado a instalar carpas afuera del centro para atender a los pacientes más leves. Los cuerpos de los fallecidos se depositan en camiones refrigerados porque ya hay lugar.

Por fortuna, en nuestro país no hemos tenido que afrontar todavía una situación semejante, en gran parte gracias a las medidas de aislamiento que han disminuido exponencialmente los contagios.

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Ciertamente, los medios materiales y los recursos humanos de los que disponemos son bastante menos en cantidad que los que dispone Estados Unidos, razón por la cual deberíamos ser más conscientes del impacto que pudiera tener la pandemia.