Los hechos ocurrieron el miércoles pasado en la localidad de Avia Terai, en la provincia de El Chaco. La ambulancia, que se dirigía a la ciudad de Sáenz Peña, había demorado en llegar. No había médicos ni enfermeros. El conductor de la ambulancia filmó el video que se viralizó en las redes, haciendo su descargo y expresándose con impotencia.

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Estos lamentables sucesos ocurren en el medio de una emergencia sanitaria y son una doble advertencia: del estado de nuestro sistema de salud en algunas regiones del país y de lo que podría ocurrir si se saturaran los recursos humanos y no hubiera abasto.

En efecto, la atención médica y la capacidad del sistema de salud no es igual en todo el territorio argentino. Muy por el contrario, es otro de los grandes síntomas de la desigualdad estructural.

En general, las grandes urbes concentran gran parte del servicio, mientras que las poblaciones del interior o rurales sufren de grandes carencias. Como consta a partir del video, en algunos lugares ya no hay recursos humanos suficientes, aun cuando la demanda no se acerca a lo que será cuando en unas semanas alcancemos el pico de contagios.

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Desde un comienzo se sabe que el principal riesgo es la saturación del sistema de salud; es decir, las consecuencias que acarrearía la incapacidad de brindar asistencia a las enormes cantidades de infectados.

Esto preocupación contempla no sólo a aquellos en quienes la infección evolucione hacia una neumonía grave y precisen de la asistencia de un respirador, sino también a quienes precisen tratamientos más leves por el virus y a aquellos quienes necesitan atención médica por otras patologías. Ningún sistema de salud en el mundo está preparado para semejante demanda.

Entonces hay que extremar cuidados, hay que extremar la consciencia y respetar el único método eficiente que nosotros podemos implementar por el momento: el aislamiento.