Sube el precio del aceite por la especulación de 4 empresas multimillonarias.
En la Argentina había cinco empresas que producían 10.000 toneladas de aceite cada una para el consumo interno. Con la caída de Vicentin quedan cuatro, de las cuales una es de origen estadounidense.
Ante la oportunidad de negocios que significa tener que suplir la producción de Vicentin, se podría haber aumentado la producción generando también más ganancias. Además, esto hubiese significado mayor inversión y oportunidades laborales.
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Sin embargo, casos como éste demuestran que, si pueden realizar negocios a través de la simple especulación, entonces mejor. Aquí se especula, a través de la cartelización de precios, con el aceite: un producto esencial del rubro alimenticio que impacta directamente sobre la vida del ciudadano a pie.
Mirá la explicación de Tomás Méndez:
En un discurso cotidiano al que nos hemos acostumbrado, los grandes poderes económicos son supuestas víctimas de las situaciones de crisis que atraviesa el país recurrentemente. Las grandes empresas realizan esfuerzos para mantenerse en el país, apostando al desarrollo y en vela de los puestos laborales que generan. Voluntariosos y comprometidos, están siempre aguardando las condiciones favorables para realizar las inversiones.
Estas condiciones favorables casi siempre tienen que ver con la precarización laboral y con la posibilidad de reducir la carga impositiva. Así iba a llegar la lluvia de inversiones, pero en realidad esas condiciones nos trajeron un río de fuga de capitales. Las mismas medidas provocaron la quiebra de miles de PYMES.
En un “país serio y estable” como el que se reclama desde ese mismo discurso, empresas como éstas, ¿podrían especular así? ¿tendrían esos márgenes de ganancia? ¿se les otorgaría, como a Vicentin S.A, créditos multimillonarios sin control? ¿podrían utilizar el glisfosato en las cantidades que lo hacen? ¿podrían fumigar en pueblos y al lado de escuelas?