Nunca vas a ver algo así: los subsidios robados para bancar la campaña
Si querés capacitarte en cómo formar una asociación ilícita para robar millones y al mismo tiempo disfrazarte de republicano, olvídate de la Casa de Papel. Mejor te recomiendo que leas con detenimiento este informe y veas la investigación que difundimos el domingo. Te anticipo que vas a ver todo: organizadores, partícipes necesarios, bolsos con dinero, entregas, cajeros de banco simulando operaciones. Todo. Con lujo de detalles. Como nunca lo viste.
Te lo mostramos el domingo. Esta investigación no la viste nunca en ningún medio de comunicación. Ni tampoco la vas a ver. Porque las cosas funcionan así. Y porque es muy difícil mostrar, probar y demostrar la forma en que se financia la derecha en Argentina. Pero en Duro de Callar y en ADNWEB lo hacemos.
Lo que vas a ver en este informe, con pruebas y sin verbos en potencial, es la manera en que Cambiemos estafó a la gente humilde del Conurbano, se apoderó de los subsidios que decían darle y se cansó de llenar bolsos de guita, que terminaron parte en la campaña de 2012 y parte en cuentas secretas en Suiza.
Pero vamos de poco, porque si te largo todo así vos no me vas a creer. Y está bien que sea así.
Para que lo vayas entendiendo, empezamos con esta imagen, mirá:
Una carta sencilla. Una persona de bajos ingresos le envía una carta a un diputado provincial de Buenos Aires, pidiéndole que le gestione un subsidio, una ayuda familiar para poder completar su vivienda. Como ves, le pide cosas muy sencillas, y hasta ahí nadie podría objetar nada.
La cuestión es que estas cartitas, aparentemente cándidas, eran el primer paso para lo que venía después, que era el choreo importante. La nota iba dirigida al diputado Manuel Mosca, que era el presidente de la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires, y además esposo de la segunda candidata a senadora, Gladys González, ambos por Cambiemos.
El tema es que Mosca, más que gestionarle subsidios y ayudas a la gente necesitada, lo que hacía era recaudar para solventar la campaña de ese año.
¿Cómo hacían? Tenían el aparato perfectamente aceitado. Le gestionaban subsidios de 60 mil pesos, que en 2017, con el dólar a $17,10 equivalían a 3500 dólares (630 mil pesos de hoy). Pero le ponían una condición bastante jodida a los beneficiarios. En vez de recibir las 60 lucas, sólo cobrarían 2500. ¿No me creés? Te pido que veas con atención el informe.
Mirá el video
¿Y cómo salta todo este lío? Simple. Salta porque hubo un beneficiario que se llenó de bronca cuando vio que iba a cobrar sólo el 4,2% del subsidio que había salido a su nombre.
Fue el 29 de septiembre de 2017, cuando dos policías son alertados sobre una pelea entre dos hombres en la casa matriz del Banco Provincia. Uno de ellos era Santiago Acevedo, 36 años, desocupado. Y el otro era Cristian Sanabria, de 38. Lo curioso es que éste último era empleado de la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires, justamente bajo el mando de Manuel Mosca.
Acevedo, el desempleado, dice que Sanabria le había tramitado un subsidio y que a cambio, a la salida del banco, debía darle una parte del dinero. El problema fue que Sanabria se lo quería llevar todo. Conclusión: forcejeos, pelea y los dos detenidos. Pero también con ellos se logró incautar los recibos y el dinero.
Cuando declaró ante la policía, Acevedo contó que retiró los 60 mil pesos, y que le exigían entregar $57.500 y quedarse sólo con el resto. Y dijo que a su mujer, Elizabet Rescalde, le habían hecho lo mismo. ¿Te acordás? Es la mujer que firmaba la carta que te mostramos al principio.
¿Cómo se enteró la pareja acerca de estos subsidios? De boca en boca. Se lo había contado una compañera de trabajo, ya sí quedó sentado en el expediente. Declaró que la mujer le había contado que conocía a un sujeto que negociaba subsidios del Estado, y que podía beneficiarse, aunque sólo recibía una parte del dinero.
O sea: el subsidio que era para hacer un dormitorio para los hijos del beneficiario, te imaginarás que se usó para otras cosas.
Ahora, no quiero que pienses que se trataba de una avivada circunstancial o de un caso aislado. Nada más alejado. Esta modalidad de choreo se convirtió lisa y llanamente en una máquina de imprimir dinero, el más negro de los dineros en negro. Y digo así porque salía de los fondos públicos, supuestamente como ayuda social, pero iba a parar a un bolso y luego a las arcas del partido que gobernaba la provincia en ese entonces, o sea Cambiemos.
Y para que veas que los subsidios se entregaban casi a la velocidad de la luz, quiero que repares este detalle que está en el expediente. Una cosa increíble:
Fíjate el detalle de fechas y minutos. Y además, todos subsidios por el mismo monto, y entregados en la misma terminal. De éstas, se repiten cientos de fojas. En cada foja lo que ves son nombres de personas que necesitaban una ayuda. Son historias, de carne y hueso, con nombres y apellido, con necesidades reales. Y que tristemente terminaron siendo usados para este choreo.
Pero sigamos repasando cómo era la modalidad de robo. Te dijimos que buscaban gente para que pidiera un subsidio. Se lo gestionaban y se lo autorizaban. Cuando lo iban a retirar al banco, les retenían casi la totalidad.
Aunque eso era en algunos casos. En la mayoría de estas operatorias, directamente estas personas no iban al banco. ¿Cómo lo hacían entonces? Simple, un empleado de la caja era el encargado de realizar el pago del subsidio. Simulando que tenía al beneficiario del otro lado de la ventanilla, cargaba los datos, imprimía el tícket, sacaba la guita de la caja y la ponía directamente en un bolso, que es el que ves en estas imágenes.
Eso lo iba haciendo en los intervalos que tenía libre. Tramitaba, autorizaba, imprimía, sacaba la guita… y al bolso. Luego, cada una hora, salía con el bolso y se encontraba en la calle con el empleado de la Cámara de Diputados y le entregaba todo el dinero. Por eso te digo que era una máquina de hacer plata.
La cantidad de operaciones que se hicieron por esta vía fue infernal. Una cosa muy triste, porque le robaban la plata a la gente para con ese dinero bancar la campaña de, por ejemplo, Toti Flores, que es un dirigente popular de Cambiemos, que se supone tiene que defender a la gente humilde.
El cajero que hacía toda esta operativa está perfectamente identificado, y de hecho fue llevado a declarar ante el fiscal Álvaro Garganta, que es el que instruyó la causa. El empleado declaró primero ante su jefe en el banco y luego ante el propio fiscal, que había actuado de esa manera “por orden del presidente de la cámara de diputados de la Provincia de Buenos Aires”, o sea Manuel Mosca, el tipo que pergeñó esta manera para recaudar dinero sucio. Y además el cajero dijo que le explicaron que esa era la manera que se había decidido recaudar “dinero para la campaña de 2017”, en la que Gladys González, la esposa de Mosca, era candidata.
Olvidate. Están todos identificados y todos declararon. Pero por alguna razón la causa se frenó ahí. Porque evidentemente estamos ante una asociación ilícita. Una organización, una modalidad, diversas personas que actúan, y un fin muy concreto e ilegal.
Y si nos ponemos a buscar un poco, nos encontramos que Gladys González y Manuel Mosca están denunciados por desvío de fondos y por tener una cuenta secreta en Suiza. ¡Suiza! Acordate que en Suiza, país tomado como paraíso o como ejemplo, es el territorio donde se lava el 30% de los recursos del narcotráfico de todo el mundo.
Entonces repasemos lo que tenemos hasta acá. Tenemos que los subsidios para la clase baja terminaban Suiza con estos caraduras. Y que la parte de la plata que se salvaba de la fuga, terminó financiando la campaña de Esteban Bullrich y Graciela Ocaña en el año 2017.
Pero hay más. Porque a esta gente se les armó un lío importante un día que en que dos clientes se presentaron en el banco para percibir sus subsidios de 60 mil pesos cada uno. Fue el 24 de agosto de 2017. El problema fue que, al momento de generar la transacción, saltó en la pantalla que esos subsidios ya habían sido abonados.
¿Qué hicieron la autoridades del banco? Fueron a buscar las cámaras de la fecha y hora exacta de la transacción, y entonces verificaron que cuando se hizo el “pago”, no había cliente alguno frente a la ventanilla de cajero. O sea, le entregaban los pagos a un cliente fantasma (spoiler: en realidad el cliente fantasma era un bolso).
Pero además se verificó que había una llamativa cantidad de transacciones efectuadas en el puesto del mismo cajero, con una frecuencia de tiempo muy cercana una de la otra, y todas por el mismo importe 60 mil pesos y por el concepto subsidios.
Fue de este modo que el fiscal de la causa pudo registrar una lista interminable de personas humildes que eran estafadas. La gente era consultada y le contaban al fiscal lo que había pasado con sus subsidios, y que habían cobrado sólo unas migajas. ¿Entonces qué hicieron? No lo vas a creer.
Cuando la investigación comenzó a incomodar, el propio gerente del Banco recibió un llamado de la Cámara de Diputados diciéndole que al otro día irían los denunciantes a retractarse por escrito. Y así fue.
Una de las personas usadas por Mosca escribió de puño y letra lo siguiente: “En la fecha cobré por primera vez subsidios de la Honorable Cámara de Diputados en el Banco de la Provincia de Buenos Aires en la sucursal Gonnet. Recibí conforme la suma de 60 mil pesos”. Y así fueron, uno a uno, todos los beneficiarios/damnificados, presentando sus descargos y afirmando bajo presión lo opuesto a lo que antes habían denunciado, cuando dijeron que era Manuel Mosca y su gente los que los habían reclutado para la operación.
Fijate. Es lo mismo que declaró en la causa el tesorero del banco: que su cajero le había confesado que ese dinero era para la campaña de Cambiemos. Impecable.
Lo que estamos viendo ahora es muy grave y está la Justicia. El fiscal corroboró la verdad. Las pruebas están, los testimonios están, las fotos están, las filmaciones también.
Hizo un trabajo impecable, pero la causa no pudo avanzar más.
No sabemos por qué.
O en realidad, creo que sí.
Y por esa razón es que nadie, más que nosotros, te puede contar esta triste historia