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Duro de Callar conversó con Emiliano Yacobitti, vicerrector de la UBA.

“Todos los funcionarios públicos estamos dispuestos a dar explicaciones”, comienza diciendo Yacobitti. Consultado sobre si considera que pasó mucho tiempo entre una movilización y la que se dará en el día de hoy y eso puede haber provocado algún reclamo en el alumnado universitario, su respuesta es contundente:

“El movimiento estudiantil para salir a la calle no le tiene que pedir permiso a nadie. No se le puede reclamar a la comunidad universitaria que no haya salido a la calle”.

“Por ahí es mejor hacerlo menos veces pero de manera masiva y genuina que estar permanentemente generándole trastornos a la sociedad”.

“Una movilización es el último recurso. En este caso por la mínima esperanza que nos queda de que el presidente cambie la posición que dijo que iba a tener de vetar la ley”.

Y hace referencia a las promesas de campaña cuando Javier Milei hablaba de romper con el Estado y muchos ciudadanos creyeron que se refería a las cosas que no funcionaba dentro de este, no a las que sí funcionan como es el caso de las universidades públicas.

También recuerda las promesas de los diputados cuando ingresaron al Congreso diciendo que iban a defender la educación y la universidad públicas. Entonces dice el vicerrector de la UBA: “nuestra mirada es hacia ellos”.

Un dato importante que pudo aclarar Yacobitti es que el presupuesto universitario no se asigna en base a la cantidad de alumnos; dice que esta información es un error del ministerio de Capital Humano. Existe una fórmula “polinómica” que incluye la cantidad de alumnos pero se ha usado muy pocas veces para algunas partidas presupuestarias en particular, explica el funcionario.

“Si la universidad inventa alumnos, lo único que hace es perjudicarse en los índices de graduación”.

Fue muy preciso con los datos que suministran las universidades al ministerio. Todos los cuatrimestres se informa del cien por cien de los alumnos con nombre, apellido, notas, folios, etc. Aclara que si el ministerio toma como alumno activo solamente al que aprobó y al que desaprobó una materia no, van a figurar varios alumnos inactivos, pero la realidad es que “muchos alumnos se inscriben, están cursando y posiblemente no llegaron a rendir”. Cuando se regulariza una materia y ese alumno está en condiciones de rendir el final pero no lo hace, tampoco habría actividad. “Toda esa información la tiene el ministerio”.

“Lo que se esconde y se trata de legitimar es un reclamo justo”.

La realidad es que en algunas facultades se está yendo más del 10% de la planta docente. En otros casos los profesores tienen que bajar la dedicación y buscar otros trabajos o dedicar más tiempo a ejercer sus profesiones y menos la docencia. Un dato alarmante es que las universidades privadas pagan a los docentes por la misma dedicación que en la universidad pública, dos, tres y hasta cuatro veces más. Pero lo sorprendente es que algunas de estas casas de estudio solicitan a los profesores que no den clases en la UBA ya que la consideran competencia.

“Los docentes prefieren quedarse en la universidad que los formó, que invirtió en ellos, pero hoy no se les puede decir no llegues a fin de mes”.

Lo cierto es que mientras el gobierno desfinancia el salario docente, el mercado privado ofrece hasta cuatro veces más porque un profesor de la UBA es una persona capacitada y que da prestigio.

Para finalizar Yacobitti explica los números de la ley de Financiamiento de las universidades.

“Este proyecto tiene un costo fiscal de presupuesto asignado del 0,14% del PBI. Es el mismo número que dejó de percibir el Estado por bajarle los impuestos de bienes personales al 2% más rico de la población. Decidió dejar de invertir en educación y subsidiar a ese 2% más rico del país”.

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Emiliano Yacobitti, vicerrector de la UBA