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Tomás Méndez conversó con Alejandro “Pitu” Salvatierra, dirigente social de Ciudad Oculta.

Lo que cuenta “Pitu” Salvatierra es que la situación que se está viviendo, no es nada nuevo. Pero sí lo es. Hace casi 9 años que los barrios populares vienen azotados como el resto de la sociedad argentina por la suba inflacionaria y la pérdida de poder adquisitivo. Pero hoy los comedores de estos barrios, no reciben ningún tipo de alimentos ni aportes del Estado Nacional.

No solo no reciben alimentos para poder ofrecer una comida a los chicos y chicas de sus barrios, se han quedado sin interlocutores, no tienen un teléfono a donde llamar para preguntar cuándo les van a enviar alimentos para los comedores populares.

Dice Pitu Salvatierra: “Lo que venía pasando,  ahora lo vemos con una profundidad inusitada y una velocidad y con una falta de empatía nunca vista”.

Es difícil escuchar que hoy en nuestro país, a casi un mes de haber renunciado el director del área de asistencia crítica y no haber sido reemplazado, ningún sector vulnerable tiene posibilidad de llamar o comunicarse a través de ninguna vía con el Estado Nacional. No hay un número de teléfono, una cara visible, no hay nadie.

Alejandro dice que esto no pasó en ningún gobierno y remarca como si no pudiera salir del asombro, que ni en el gobierno de Macri padecieron una situación igual.

“No era lo mismo verla a Stanley. En el gobierno Macrista pudimos sacar la ley de emergencia, teníamos con quien hablar. Había humanidad. Esto es otra cosa, no tiene nada que ver” ¿Cómo se discute el hambre con Milei? ¿Se puede dialogar? ¿Dónde quedó la sensibilidad social? ¿Dónde está el límite?

Tomás Méndez le consulta al representante de Ciudad Oculta cómo se siente la gente del barrio que lo votó al presidente Milei.

“A diferencia del resto de la sociedad, el villero que lo votó, lo reconoce rápido. En el barrio no se hacen los distraídos, dicen que lo votaron y se sienten estafados”, dice Pitu.

Y sí, mucha gente votó con bronca, pero también mucha gente votó con esperanza. Eso parece haber sucedido sobre todo en el sector de la juventud de los barrios populares. Creyeron que tenían en Milei alguien en quien depositar un voto de esperanza. Que la dolarización, que la salida de la casta podía ser una solución. Hoy no la ven.

Lo que sí ven es el lema que llevan adelante los barrios villeros o populares. “La salida es colectiva”

El dirigente social explica que las organizaciones son mucho más que la entrega de un plato de comida, las organizaciones generan vínculos con la comunidad. “Nosotros somos colectivistas, no entendemos otra manera de hacer las cosas que no sea organizándonos”. “La historia nos demostró que la solidaridad es el eje de la construcción de la vida social de los barrios populares”.

Hay mucha desilusión. Tal vez jóvenes que por primera vez se acercaban a la política, entendida como una manera de pensar la sociedad, de pensar en el prójimo, hoy se encuentran con comedores vacíos y sin teléfonos a donde llamar.

La desilusión de un Milei, como dice Pitu Salvatierra: “En el discurso de Milei nunca entró la variable humana, la persona, la gente. Solo habló de números, de déficit y lo que está detrás de ese Excel que tiene, son vidas y está jugando con la vida de un montón de personas”.

Mientras tanto, hoy los curas villeros rechazaron el recorte al fondo administrado por movimientos sociales. Emitieron un comunicado contra la decisión del Gobierno Nacional. Son sacerdotes de villas y Barrios Populares y el Hogar de Cristo de la Argentina. Este fondo (FISU) es utilizado principalmente para la urbanización de los barrios carenciados. Lo firmaron 50 sacerdotes y el texto se titula “No al recorte en políticas públicas en villas, asentamientos y barrios populares”.

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