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Tomás Méndez conversó con Raúl Timerman, consultor y analista político.

Se trata de entender por qué cada vez más políticos, sobre todo de la vieja escuela, utilizan las redes sociales como X para intentar captar adeptos tratando de emular la estrategia de campaña que utilizó LLA en su momento, pero sin reflejar los temas realmente importantes a nivel agenda que preocupan a los argentinos.

Timerman ofrece una explicación que responde (entre otros) al twett de Cristina Fernández en el día de ayer “Pericia psiquiátrica le vamos a pedir a quienes dicen que Villarruel es peronista”.

“Hay una situación en algunos políticos que mantienen la voz pero han perdido los oídos, han perdido a la gente que escuche lo que tienen que decir”.

Y hace referencia a la expresidenta cuando en el pasado ésta utilizaba la tv pública para hacer cadena nacional casi semanalmente. No solo eso, llenaba los patios de la Casa Rosada con militantes de La Cámpora que se agolpaban para avivar y festejar sus discursos. “Todo esto no existe más”, dice Timerman, si hoy Cristina dice algo en un acto público, al otro día nadie se acuerda.

¿Cuál es entonces la ventaja de las redes sociales?

Lo que hoy hace Cristina es emitir y después utilizar la repercusión que genera en los medios de comunicación lo que twittea. Algunos lo mencionan en la radio, otros en tv, también se utiliza para comentar por streaming. “Es como antiguamente eran los diarios de la mañana. La agenda de los programas de radio de los programas matutinos ha sido reemplazada por las redes sociales y se arranca con esa información”, esta sería la explicación del consultor sobre el uso de las redes y cómo se ha encontrado un medio de repercusión efectivo con su utilización.

Advierte que las discusiones políticas no solo no están presentes en las redes, tampoco se encuentran en la protesta social.

Con respecto a las mediciones de opinión, afirma que la gente que votó a Javier Milei al principio lo apoyaba incondicionalmente hiciera lo que hiciera, dijera lo que dijera, sin embargo ahora piensan que por ejemplo con el tema de las tarifas el aumento podría haber sido más gradual.

“Es verdad que era necesario aumentar las tarifas, pero al hacerlo tan de golpe se hace sufrir a mucha gente”, “textual de votantes de Milei”, dice el analista.

Hoy los votantes estarían poniendo peros… se “aguantan” el ajuste, pero no “incondicionalmente”. “Pero… voy a ver que pasa, pero… voy a aguantar un tiempo”.

Dice Timerman que hubo peros que se manifestaron fuertemente como la marcha en la que le dijeron no al recorte a la universidad pública a Javier Milei.

“Salió a la calle todo el país, fue la manifestación federal más importante y masiva que recuerde simultáneamente en todo el país”.

Hubo un intento con el aumento de las prepagas, donde el gobierno quiso dar marcha atrás, pero no fue real, fue un gesto más bien simbólico. Sin embargo, el consultor recuerda algunas decisiones del gobierno, como duplicar el monto de la AUH. También con la Tarjeta Alimentar, donde si bien no duplicó la cifra que se cobra, sí sigue el ritmo de la inflación.

El plan Potenciar Trabajo tiene tiempo de descuento, ya que el gobierno ha decidido en un año retirarlo y congeló los montos de la asignación. Sin embargo los beneficiarios ya no firman planillas para justificar que han realizado trabajos, se quitaron a los intermediarios por los cuales cobraban el subsidio y la obligación de “tener que ir a marchar dos veces por semana a la 9 de Julio”.

Se pregunta el analista: ¿No llama la atención la no protesta de los movimientos sociales? Son casi dos millones de personas quienes reciben subsidios en nuestro país.

“Lo que veo es una sociedad adormecida que no tiene ganas de protestar, que se la está bancando y no se sabe hasta cuándo”.

“Todos los meses pienso con esto que hizo el gobierno seguro cae el apoyo, pero sigue en 52% el apoyo a la gestión de Gobierno”, remarca Timerman y acerca algunos datos.

52% de las personas consultadas piensa que la gestión de Milei es muy buena o buena.

48% opina que es mala o muy mala.

Lo que varía es en el 52% de la suma de muy buena/buena. Hay cada vez “menos “muy buena y “más” buena y en las malas/muy malas ya casi “no hay malas”, es “todo muy malas” y finaliza el consultor:

“Se está haciendo más enfático el rechazo y menos enfático el apoyo”.

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Raúl Timerman, consultor y analista político